¿QUÉ ES LA GASTROENTERITIS EN LOS NIÑOS?
Enfoque clínico sobre la gastroenteritis en los niños realizado por el Dr. Mario Boloña, Especialista en Pediatría.
Médico cirujano graduado en la Universidad de Guayaquil, especializado en pediatría en el Hospital Icaza Bustamante; Vicepresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría; Miembro de Medec.
La gastroenteritis consiste en la inflamación de la pared o revestimiento que cubre el estómago y los intestinos. Esta hinchazón se traduce por la aparición de diarrea, normalmente de inicio brusco, y puede ir acompañada de vómitos, fiebre y dolor abdominal.
La duración de esta dolencia es variable, ya que suele curarse por sí sola en unos pocos días, aunque puede prolongarse hasta dos semana dependiendo el cuadro.
Este trastorno digestivo es más frecuente en niños y es causa de muchos ingresos hospitalarios.
No suele ser una patología grave, al menos en nuestro entorno, pero sí muy habitual en niños menores de 5 años.
Causas de la gastroenteritis en los niños
La causa de la gastroenteritis en los niños suele ser una infección, ya sea bacteriana, vírica o, en menos ocasiones, por un parásito intestinal.
Otras causas, como las infecciones fuera del aparato digestivo (otitis o infecciones del tracto urinario en los primeros meses de vida) u otras de origen no infeccioso (intolerancias alimentarias u otras enfermedades), también pueden provocar diarrea, pero son menos frecuentes.
La diarrea es el síntoma más característico de la gastroenteritis infantil, que se manifiesta en forma de deposiciones blandas, llegando a ser incluso acuosas o líquidas, y en un número mayor de lo habitual. A veces, puede aparecer mucosidad o incluso sangre en las heces. El mayor peligro para los niños afectados (sobre todo los más pequeños) por la gastroenteritis es que la diarrea líquida y los vómitos frecuentes desemboquen en un cuadro de deshidratación. Este puede producirse cuando el intestino no es capaz de tolerar o retener los líquidos y las sales durante días.
Ciertos signos de fácil identificación pueden alertarnos de que un niño está deshidratado: boca seca, llanto sin lágrimas, ojos hundidos, menor cantidad de orina…
La gastroenteritis vírica se contagia con gran facilidad de un niño a otro. Generalmente, se propaga de la mano a la boca, pero también puede propagarse al estornudar y al escupir.
En este sentido, los niños son muy actos a contagiarse entre ellos, debido a su manera relacionarse y de jugar, en la que hay mucho contacto físico.
Por todo ello, la mejor medida de prevención es extremar la higiene y sobre todo, lavarse bien las manos tras ir al baño, antes y después de comer y después de cambiar un pañal.
Para diagnosticar a un niño de gastroenteritis al médico le bastará con constatar que padece los típicos síntomas anteriormente expuestos y realizar pruebas diagnósticas complementarias y exámenes.
Con el fin de evitar la deshidratación, el niño debe beber líquido cada vez que se produce un vómito o una deposición, de forma que así reponga el líquido que ha perdido. Pero es importante no forzar al pequeño a beber, sino darle el líquido solo si tiene sed y en pequeñas cantidades, siguiendo las indicaciones del pediatra. En este sentido, son recomendables las soluciones o sueros de rehidratación oral y deben evitarse las bebidas isotónicas para deportistas, así como los zumos y refrescos, ya que tienen gran cantidad de azúcar, que no es recomendable en estos casos de gastroenteritis.
Respecto a la alimentación, no es necesario el ayuno ni tampoco es imprescindible una dieta astringente. Lo recomendable es darle al niño alimentos suaves de su dieta habitual, evitando los que contienen exceso de grasas o azúcares. En lactantes, se debe continuar con la lactancia materna o el tipo de leche habitual, algo diluida por máximo 48 horas en el caso de leche con lactosa para así ayudar a la restauración de la flor intestinal más rápido.
El paciente debe asistir al pediatra y realizarse exámenes importantes para saber el grado de infección siendo los mismo de sangre , orina y heces . rara vez es importante realizar pruebas especiales como rotavirus, adenovirus, enzimas hepáticas y reacción de Vidal.
Una vez ya con los resultados el Pediatra dará la medicación necesaria la misma que puede llegar a ser antibióticos, probióticos, restaurador de flora intestinal, hidratación y alimentación básica.
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